No hay nada como el resonar de un redoblante. Sonido cautivante que nos transporta a los llantos de inmigrantes, a la crítica y manifestación dramática. Al ritmo de la percusión y los saltos liberadores, el paisaje urbano se transforma para que en sus calles se refleje la resistencia. La Boca me susurra al oído que siga el baile...al compás del tamboril.
El rincón de Pandora
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